Historias de producción

Soldados o Zombies, de anécdota del hijo de Escobar a reformular el género narco

En una nueva entrega de Historias de producción, Nico Entel, showrunner de S.O.Z. Soldados o Zombies, cuenta a ttvOriginals los entretelones de la producción de la curiosa serie Amazon Original que llega este viernes 6 de agosto.

Este viernes 6 de agosto Amazon Prime Video estrena en 240 territorios de todo el mundo la serie S.O.Z. Soldados o Zombies, una «locura» de ocho episodios de 30 minutos que llegó gracias a una anécdota del hijo de Pablo Escobar hace más de 10 años y que tuvo un curioso periplo entre MTV, YouTube y hasta Trent Reznor para llegar a las pantallas de Amazon.

La historia, efectivamente, surgió de un cuento que le hizo Sebastián Marroquín, hijo del narcotraficante colombiano Pablo Escobar, a Nico Entel, productor del documental Pecados de mi padre (2009), sobre el jefe cártel de Medellín.

«Sebastián me contó que una vez estaba escondido con el padre en medio de la selva. Era un chico y había helicópteros militares sobrevolando y, por ende, tenían las luces eléctricas apagadas. La única iluminación era de velas», relata Entel.

En ese tiempo, Sebastián, el hijo de Escobar, tenía de niñera a los guardaespaldas de su padre por obligación, tipos buscados que tenían encima crímenes y asesinatos como prontuario.

«Como lo único que aquella noche tenían para iluminarse eran las velas, se les ocurrió jugar a hacer algo de espiritismo. Al oír la historia se me ocurrió qué hubiera sucedido si Pablo Escobar y el espiritismo se fusionaban», explica Entel.

De esa idea surgió S.O.Z., una coproducción entre Dynamo (Falco, Narcos) y Red Creek (Pecados de mi padre, Rompan todo: la historia del rock and roll en América Latina), filmada en México y definida por su creador como una «bomba atómica».

Una historia que une narcos, militares, prensa y política; con zombis armados y hambrientos. Un mashup implacable como fórmula para audiencias millennials con mucho apetito de acción, comedia y, claro, hasta unos zombis que envidiaría el propio George Romero.

La sinopsis cuenta que, para evitar la extradición, el carismático e impredecible capo de las drogas Alonso Marroquín escapa de una prisión en México para ocultarse en medio del desierto.

Mientras, al otro lado de la frontera, un experimento del ejército de EEUU realizado con cerdos en una base militar sale mal y la unidad de policía mexicana que persigue a Marroquín resulta infectada, transformándolos en una nueva especie de zombis con habilidades especiales.

El ejército y esta nueva especie convergen en el escondite de Marroquín, en donde comienza una batalla por sobrevivir.

Una idea, un viaje a Natpe y 10 minutos

Aquella anécdota disparó el primer borrador de esta «demencia» que por aquel entonces llevaba como working title Narcos vs Zombies y que Entel presentó un par de años atrás en un Natpe en Miami, mientras en paralelo producía otros proyectos.

Con Pecados de mi padre como tarjeta de prestación tuvo reuniones con varios jugadores.

«Cuando decido que quiero enfocarme en mi transición a contenidos, las plataformas estaban empezando a abrir oficinas para América Latina y, a partir de Pecados de mi padre, tenía las suficientes credenciales para que me respondan un mail», recuerda.

«Me reuní con las principales cabezas de las plataformas de América Latina y, en vez de mostrar los proyectos que tenía en carpeta hice la pregunta al revés: ¿Qué están buscando?».

El primero en interesarse por el proyecto fue MTV, que por aquel entonces buscaba producir ficción. Pero al tiempo, dice Entel, abandonaron esa estrategia. Los derechos los tomó YouTube, que llegó a hacer un desarrollo hasta que también lo abandonaron por temas estrategia de sus originales.

«A Andrés Calderón lo conocí por amigos en común en Colombia. Me lo crucé en Natpe y me contó que Dynamo acababa de abrir una oficina en México. Así fue como terminó encabezando las negociaciones con Amazon, que ya venía rastreando el proyecto y compró los derechos. La serie se convirtió así en una coproducción con Red Creek».

Así, con la productora colombiana, que ya venía de la experiencia de otros proyectos como Falco de Spiral International para Telemundo, dieron luz verde para que la serie de narcos y zombis se realizara en México.

México, Durango y el Covid

El desarrollo y la reescritura del guion tomó un año con la incorporación de Miguel Tejada-Flores (La venganza de los nerds, Fright Night Part 2) como coguionista.

«La idea de esta serie tiene narcos y zombis, pero siempre tuvo también una carga política, porque tengo mucho interés y antecedentes investigando el mundo del narcotráfico y la intersección entre el crimen y la política en América Latina. A pesar de que en gran parte no es la serie que yo más soñé hacer, sino la que me dejaron hacer, finalmente pude hacer ficción y es muy entretenida», explica Entel.

Una vez en México, el director Rigoberto Castañeda (24 km) se sumó al crew para dirigir los ocho episodios de la serie mientras se realizaba la búsqueda de locaciones.

«Filmamos en un momento en el cual la industria mexicana -que es por lejos la más grande de la región- ha crecido tanto, que igual a pesar de ser tan grande no necesariamente da a basto. Conseguir el crew ideal o espacio en un estudio y equipos, es complejo, hay tanta producción que está bravo», sostiene.

«Rigoberto, que venía de otro rodaje, recomendó filmar en el estado de Durango, donde filmaba el icónico John Wayne», cuenta Entel. «Tomamos un avión y terminamos en Durango». Y así el crew terminó trasladándose ocho semanas al desierto de Durango.

En ese sentido, Entel tenía un proyecto muy ambicioso entre manos. Una ficción con mucha acción, muchos efectos especiales, mucho maquillaje y también muchos actores.

«¡Y fue mucho mejor de lo que esperábamos! Gran parte del episodio uno y del episodio dos transcurren en una prisión. En Durango está una de las más grandes y modernas de México, que estaba a meses de ser estrenada. Nos dejaron filmar. Es una locación de locos. Monumental. Durango es uno de los estados que siempre fue film friendly», reconoce.

«Es un estado con mucha tradición cinematográfica, pero que tenés que traer todo de Ciudad de México; cualquier problema lo tenés que resolver con un avión o un camión», explica.

Luis Miguel y Jim Morrison entran juntos en un bar…

Las semanas de rodaje, sin embargo, se vivieron sin demasiados sobresaltos, más allá momentos tensos, de algún inconveniente con el clima o de algún accidente menor en el set. «Es como subirte al circo, son 200 personas que se quedan juntos en un hotel, trabajando seis días a la semana 14 horas por día».

No obstante, fueron jornadas divertidas donde se respiraba buena camaradería entre el talento y el equipo técnico.

«Nos la pasamos fantástico. Terminé muy amigo del director de fotografía Marc Bellever, y bromeábamos mucho. El venía de hacer la serie de Luis Miguel. Y mi equipo de escritores incluía a un escritor de la película The Doors. Así que cuando Luis Miguel y Jim Morrison entran a un bar la cantidad de chistes es interminable», recuerda Entel.

«También salíamos mucho a comer con los actores. Y en Durango, que es tierra caliente, desde otra mesa una gente misteriosa nos pagó la cena dos veces».

Pero lo peor fue la pandemia del Covid-19, que en marzo de 2020 llegó a tierras mexicanas y los tomó en plena posproducción.

«Nos causó tremendos retrasos», reconoce Entel. «Cuando estás hablando de efectos especiales, hablamos de un wareflow y unos archivos con un peso mucho más complicado. Hay cosas que ni siquiera se pueden hacer con un monitor de una laptop», añade.

Trent Reznor, el primer fan

Una cosa que no pasará desapercibida para nadie al ver la serie es la banda sonora, que cuenta con música original de Christian Basso y canciones licenciadas de Molotov, Control Machete y hasta Nine Inch Nails.

«Trent Reznor nos dejó usar una canción de Nine Inch Nails, a una fracción de los que les cobra a las series gringas, solo porque le copó la serie», revela Entel.

¿Y cómo entra Trent Reznor en esta ecuación? «El supervisor musical Herminio Gutiérrez fue el responsable de hacerlo. Por lo general, cómo llegarle a alguien es la parte más fácil, porque un supervisor musical tiene contacto con las discográficas. En este caso es posible que Herminio haya estado particularmente bien conectado y que también haya tenido conexión del lado gringo y no solo del latinoamericano, de los dos derechos, tanto del autoral como del master. Pero aparte también acá se dio una circunstancia en la que Trent también se copó con el proyecto. Vio guiones y pedazos de la serie y le pareció divertido después de hacer todo lo que ha hecho, y particularmente del ámbito de películas y series, participar en forma pequeña en una serie latinoamericana».

Un casting con ayuda de Amazon

«Tenemos un cast maravilloso», afirma. «Si bien soy un argentino en EEUU, a lo largo de los años he pasado mucho tiempo filmando en México», dice. «Pero al mismo tiempo no estoy afectado por el quién es famoso y quién no es famoso en México. Tuve la ventaja de llegar al casting no buscando nombres sino a los mejores actores. Y así fue como terminamos con muchos actores que tienen más experiencia en teatro que en TV».

Amazon también se encargó de abrir algunas puertas en EEUU. «Le tengo que agradecer a Amazon porque nos habilitó a que los actores sean del SAG [Screen Actors Guild], que automáticamente te abre las puertas del talento más rico del mundo», asegura el showrunner.

Y aquí desliza un consejo: «El casting empieza en la escritura; incluso para un rol chico si querés tener actores estupendos, asegúrate que al menos esos papeles tengan una escena que esos actores quieran hacer”.

La ficción está protagonizada por Sergio Peris-Mencheta, Fátima Molina, Horacio García Rojas, Adria Morales, Toby Schmitz, Steve Wilcox, James Moses Black, Jorge Jiménez y Vico Ortiz.

La experiencia del showrunner

«Tuve suerte», reconoce Nicolás Entel. «Creo que en estos pocos años que pasaron entre que Amazon me permitió hacer esta serie y el presente, cambió mucho la industria. A Amazon le tuvo que haber gustado mucho la historia. Pero hasta cierto punto haberme dejado hacer una serie sin ningún antecedente en ficción, es una locura».

En cambio, considera que hoy en día los productores y showrunners tienen que estar más establecidos. Y en ese sentido, Entel reconoce y agradece. «Aprendí muchísimo de Miguel Tejada-Flores, que tiene mucha experiencia, participó en el guion de El rey león, escribió La venganza de los nerds. Aprendí muchísimo de Rigoberto, también del equipo de Dynamo. Hoy siento que desarrollé un oficio. Y me le animo a cualquier serie».

«Mi conclusión para todos aquellos que aspiran a entrar en esta industria es vayan a los mercados de cine, a los festivales. Sean educados, pero pidan a la gente diez minutos de su vida y, vayan con la voluntad de aprender. Yo sé que es caro. Pero combínenlo con sus vacaciones. Además, son divertidos», asegura Entel.

¿Y habrá segunda temporada? «Depende de la gente», evalúa. «Yo ya tengo la segunda temporada en mi cabeza. Algo muy loco a lo que pocos se han animado en América Latina», adelanta.

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