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España
Al micrófono

Del papel a la pantalla: lenguajes en disputa

Ángela Armero es guionista, novelista, docente, trabajó en la adaptación de Ana Tramel junto a Roberto Santiago, y formó parte del comité de Rodando Páginas. En diálogo con ttvOriginals, Armero nos brinda un panorama claro de la experiencia de llevar una novela a la TV; el vínculo entre autor y guionista; el pitch de un proyecto escrito, y qué tendencias se observan hoy en las plataformas OTT.

Ángela Armero formó parte del comité de selección de obras presentadas durante la más reciente edición de Rodando Paginas: del libro a la pantalla, que reunió durante los días 6 y 7 de junio a más de 1000 profesionales de la industria audiovisual y editorial.

En este marco, conversamos con Armero sobre los temas que hacen al trabajo de adaptación de una novela a la pantalla.

¿Qué consejos le darías a un novelista que quiera llevar su obra a la pantalla?

Lo que hay que poner sobre la mesa es la parte enteramente narrativa. Es decir, hay novelas que son muy atmosféricas, o con un discurso interior muy potente. Pero para una pantalla, esto es difícil que sea lo que lleve a convencerse por un proyecto.

Es importante que el proyecto no sea visto como algo muy arriesgado desde este punto de vista. Sí obviamente puede ser muy personal, pero no puede ser arriesgado en términos de su narrativa. Una premisa suficientemente abierta como para que una persona lea de qué va la obra en el menú de su celular o en la página principal de Netflix, y que cualquier persona entienda de qué va la historia. Es decir, aunque la obra sea muy compleja, que la historia pueda resumirse en una o dos frases al comienzo. Sí es cierto que hay grandes obras de la literatura moderna que parten de proposiciones vagas, y que de hecho se definen mejor en una propuesta abierta más que concisa. Ejemplo: «En busca del tiempo perdido».

Pero para vender una novela y su posible traducción al lenguaje audiovisual, tienes que contarla de tal forma que el conflicto resalte claramente, y también los personajes tienen que ser fuertes, claros. Tienes que buscar la manera de presentarlos en una forma sucinta pero atractiva. Y en todo esto una mirada personal es fundamental. Porque hay muchísima producción audiovisual como sabes, y claro, si lo que se quiere es aportar la originalidad de la propuesta, una visión personal sobre la historia siempre es bienvenida.

Luego también hay consideraciones de otro orden. Es decir, que la historia aporte conocimientos sobre un tema del que no se sepa mucho, de una época histórica, o un entorno común pero diferente. Por ejemplo, hace un tiempo trabajé en una novela que adaptamos de Roberto Santiago: Ana Tramel.

En esta obra, aparte de tener un protagonista muy fuerte, tienes una mirada muy personal e interesante sobre el entorno del juego. Y todo esto es un valor añadido: cómo funciona la ludopatía, las apuestas clandestinas, el vínculo con la juventud, etc. Un montón de temas poco explotados. Entonces, si la premisa es original, pero además se desarrolla en un entorno actual pero poco explorado, o vedado para el gran público, es un gran valor para la producción.

En suma, las novelas más narrativas sí que le sacan algo de ventaja a las novelas que sean más atmosféricas, o más de lenguaje por así decir.

¿Ventajas y desventajas de trabajar con el autor sentado a la mesa de guionistas?

Hay varias experiencias alrededor de este tema. Depende mucho del autor o de la autora, y del equipo. Y todos los proyectos son diferentes. Yo por ejemplo trabajé con Roberto Santiago, y como el es guionista, la comunicación fue buena y entonces el resultado fue excelente. Pero hay escritores que, si no conocen nada del lenguaje audiovisual, puede haber algo de fricción.

Digamos que el tema es que las pautas del guion no son las mismas que las pautas de la novela. Los autores que llevan muchos años publicando, esto lo conocen mejor. Y por eso hay autores que prefieren estar encima y otros que no quieren saber de nada con esto. A mí me parece enriquecedor que haya un autor en el equipo. Prefiero que esté opinando a que esté completamente aislado.

Pero si está en el equipo tiene que entender que las reglas no son las mismas para el lenguaje escrito y el audiovisual. Hay autores que se enojan muchísimo y hay otros que te enriquecen muchísimo.

Yo prefiero que los autores estén cerca. Luego en la mesa de guiones es más útil que sea solo una supervisión.

¿Qué géneros están siendo mejor recibidos por las plataformas?

En España el thriller y las comedias siguen siendo motor de muchas adaptaciones. El thriller es el más inmortal de los géneros. Y la comedia también genera siempre el apetito de volver. Luego está muy de moda el género juvenil, que es un reflejo claro de todo lo que se ha visto en Rodando Páginas. También están las autoficciones, una tendencia muy expandida en el universo editorial y que ahora también se puede ver en algunas adaptaciones. También se están viendo algunas novelas y adaptaciones de historias que suceden en algún entorno vinculado a alguna forma de diversidad.

También estamos descubriendo que es mejor producir series dentro de determinados géneros que se adapten a lo local. Tenemos menos complejos de inferioridad. Antes un thriller tenía que hacerse a la americana, y ahora vemos que hay thrillers a la española, o que se adaptan a las características de otros países, y que funcionan muy bien, sin seguir exactamente las pautas del audiovisual de Estados Unidos.

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